El conjunto monumental del Real Alcázar de Sevilla representa el extraordinario resultado de un proceso de construcción, destrucción, y adaptación de edificios como consecuencia del devenir histórico de la ciudad de Sevilla. La diversidad de construcciones promovidas por los singulares personajes que lo habitaron son testigo esencial de nuestra historia. No se trata por tanto de un solo edificio, sino de un conjunto palatino donde cada sultán o rey ejecutaba diferentes cambios en función del estilo imperante. Por todo ello descubrir cada una de las estancias es una invitación a viajar por la historia de la ciudad.
Su reconocimiento internacional llegó en 1987, cuando fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, junto a la Catedral de Sevilla y el Archivo de Indias. El recinto palaciego tiene una dimensión de 14.000 m² y 7 hectáreas de jardín.
Tras los últimos estudios arqueológicos, dirigidos por el profesor Miguel Ángel Tabales, la antigüedad del palacio se remonta al siglo XI (reinos Taifas, dinastía abbadí). Por todo ello se considera el Palacio Real en uso más antiguo de Europa, precisamente desde el siglo XI hasta la actualidad.
Durante el periodo almohade, Sevilla se convierte en la gran protagonista de Al-Andalus al convertirse en su capital. La ciudad se dotó de nuevas infraestructuras como la muralla, la Torre del Oro o la de la Plata, la nueva mezquita alhama en la actual Catedral, el puente de las barcas, etc. En este momento el Alcázar se convierte en el centro político de la ciudad.
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